jueves, diciembre 13, 2007


desde que pise Lisboa, mi lugar preferido ha sido sin duda éste. se ha convertido en tal porque llegó a mi vida en el mejor de los momentos y yo llegué a él en el día exacto -no antes, no después-. el sentimiento es algo inexplicable -quizá la sensación de inmensidad que le es inherente a todo lo "inmenso" e "infinito", el color azúl (mi favorito)-, algo maravilloso, algo magnético y sin duda majestuoso. estar alli, es un momento en la vida en el que tomas conciencia de que eres una mínima parte de un todo mayor del que quizá nunca llegues a conocer la totalidad.

estar alli, te permite sentirte "parte" de un todo que te lo transmite en ese momento y de la manera más reconfortante, estar alli te permite "querer pertenecer" sin cuestionarte una mínima diferencia, sin dudar. estar alli, es algo que te permite saberte "capaz" de cualquier cosa porque el significado real de tus actos es importante sólo para ti. la relación con "lo demás", es simplemente la manera en la que se afecta ese espacio entre uno mismo y el otro. estar alli, simple y sencillamente te permite sentirte "azul".

(y es que creo que en el fondo siempre me ha sido más satisfactorio sentirme parte, que no saber ni de dónde, ni a dónde).

M

*source: Oceanário de Lisboa, Portugal.
*source: www.flickr.com/photos/frederico_mendes/309581918/

don't say a word


..."cuando Dios te da un Don, también te da un látigo, y el látigo es únicamente para autoflagelarse".

claro, hay gente que va por la vida derrochando generosidad y bondad -unos más, otros menos- y tristemente es a esa gente a la que tendemos a considerar como "estúpida" "tonta", "dejada", "abusada" -o la víctima perfecta-... porque a lo largo de su vida lo único que recibe es una patada en el trasero por parte de los demás. cuando mejor le va, es cuando simplemente no recibe nada.

creo que de inicio el planteamiento anterior esta incorrecto, puesto que la persona que es generosa y bondadosa lo hace sin esperar nada a cambio. el arrepentimiento (que explicaría una mínima parte de la frase inicial de Truman Capote) no tiene cabida en la mente de las personas asi, ciertamente, pero lo que puede hacer buen equipo con ello, es sin duda la capacidad de visión y la "mesura", que de los dones, es simplemente el mejor.

creo también, -y basado en los renglones anteriores- que hay cosas que es mejor callarlas. por qué nos es tan difícil hacerlo?.

la tarea se vuelca "difícil" cuando se trata de cosas que debemos callar porque son actos que pueden perjudicar a cualquiera que este a nuestro alrededor y en este sentido la respuesta es sencilla: son cosas que en primera instancia jamás debimos hacerlas.

he aqui la contraparte. jamás me he considerado una mujer que comete errores tomando decisiones incorrectas, no veo porque habría de empezar ahora. se, que cada una de las decisiones tomadas han sido las correctas en el momento que debieron ejecutarse, -fuera de contexto es evidente y obvio que pueden resultar absurdas- sin embargo lo que encuentro ausente, es mi capacidad previsiva. ese es mi error: no ser precavida y cuidadosa. pero es que también hay que tener cuidado con ello porque una dosis incorrecta, puede convertirte en una persona "miedosa", y con eso yo aún no tengo mi primer encuentro y espero no tenerlo jamás. el miedo es el precio que se paga por la pasión: una persona apasionada jamás siente miedo, no conoce ni la palabra, aunque ciertamente los griegos -en la concepción aristotélica- ya consideraban uno de los atajos más procurados a la ruina de los hombres, sus "pathos".

la lección: la "mesura" es sin duda el mejor. y lo mejor, es sin duda: don't say a word.

M

*source: wikimedia.com

domingo, diciembre 09, 2007

el amor acaba desde el primer momento en el que a uno de los dos, le ha pasado por la mente la posibilidad de ruptura

dijo Bécquer en algún momento... romántico empedernido cuyas palabras -la mayoría- son un mimo reconfortante para el alma.

siempre he pensado que el alma tiene olor, al igual que el "miedo" -no entraré en detalles sobre las bases biológicas de tal proceso, hablaré en sentido metafórico así que facilitenme la tarea-. no todos somos tan sensibles como para oler la de los demás, a veces somos sensibles para oler sólo aquella que nos interesa, o para no olerla cuando no nos conviene... y esto cambia por completo la dinámica de las relaciones de pareja casi en su totalidad.

en la época de Bécquer, las cosas si que eran diferentes. uno iba por la vida en una batalla avasallante -aunque en ella se perdiera la propia vida- por esa otra persona, porque ella estuviese bien, por lograr su amor, por reternerla, por ser merecedor de su amor, etcétera.... a esto precisamente me remonta la frase... en aquella época -dadas las condiciones sociales- una ruptura era practicamente imposible y bueno, también hay sus desventajas: parejas sin amor unidas por lazos sociales en donde el amor no tenía o tuvo alguna vez cabida, etcétera.

a lo que quiero llegar con ésto es, dónde ha quedado esa pasión por resolver las cosas, por estar con el otro y acompanarlo en todas las facetas de su personalidad?, por dejar de ser uno mismo para que en esos momentos a los que el otro tiene todo el derecho, sea. claro, habrá quien salte y argumente que eso es posible mientras no violente la integridad y seguridad individuales. cierto, pero no es a eso a lo que me refiero en este espacio... me refiero a una atenta escucha, a ser capaces de ver al otro aun en una faceta de desesperación y no salir corriendo porque nos es más cómodo dejarle con sus chaquetas mentales o juzgar ni personalizar la situación, porque es entonces en ese momento que tal hecho se vuelca el pretexto perfecto para desplazar el sentimiento, acto que es precisamente incorrecto y que en ese sentido, estoy con quien ha saltado para defender la argumentación. me refiero también a situaciones donde aun existe el amor, porque cuando no hay amor, no hay necesidad ni de presenciar ni de aguantar. pero a mi se me ha ensenado que si el otro ha tenido un mal dia, lo menos que uno puede hacer es acompanarlo en su malestar -no volverse claro esta en la cloaca de su desahogo- pero simplemente escucharlo y resistir, es decir, estar alli para el. pocas veces nos dejamos "cargar por alguien", y digo pocas veces los que estamos acostumbrados a "cargar a los demás" por tanto es que somos demasiado suceptibles cuando lo pedimos y lo que encontramos es una rotunda negativa. porque déjenme agregar, que luego la persona que decide "cargarnos" por ese ratito, todavía se da el lujo de poner condiciones cuando debería ser al revés, y es que ya de por sí, pedir ayuda nunca es fácil, luego se preguntan por qué uno no la pide cuando la necesita. aqui pueden encontrar la respuesta.

esta es una de las consecuencias que ha traido consigo la cultura de la individualidad: eres, soy, caminamos juntos pero solamente caminamos juntos, "no te cargaré ni me cargarás": tu eres tu y yo soy yo -diría Pearls- y la situación se pone más cómoda: resulta más fácil atravesar por una depresión -si es que se llega a dar- que puede durar un mes o un ano por la ausencia del "otro" que nos ha dejado o a quien hemos dejado porque hay cosas incompatibles, que el simple hecho de echarle ganas a una relación para que las cosas tomen un giro diferente o simplemente se renueven o resuelvan. es entonces desde este lugar que entiendo esa frase: hoy en dia es mas fácil terminar una relación que echarle ganas y construir... y no me refiero a una obstinación porque las cosas funcionen que eso ya es un grado patológico de querer "ver" donde "no hay".... simplemente, por qué la gente prefiere huir antes de esforzarse?...

quizá porque desde el momento en el que implica "hacer un esfuerzo", es que ya las cosas se han perdido, uno no se "esfuerza" por amor. ciertamente no todo "emana", hay que aprenderlo pero como dice Bécquer, si a alguno de los dos le ha pasado por la mente una ruptura, es en ese momento en el que todo se ha perdido... y es que yo me resisto a creer en ello.

puede alguien decirme que estoy equivocada?

si no es asi, por favor miéntanme o recomiéndenme algún colegio donde aprenderlo o alguien que pueda ensenarme lo contrario.

M