jueves, abril 30, 2009


-give me your hand, what is this?- she takes his hand and puts it on her heart. -what is this?- & he thinks.
-it's my heart, and it's broken, can you tell?, can you feel it?-


i'd seen through it, now i elect to grow up.

*Source. Great Expectations (1998).


domingo, abril 26, 2009

porque en ese beso te entregue mi vida y puse mi alma a tus pies


La decisión del primer beso es la más crucial en cualquier historia de amor, porque contiene dentro de sí la rendición.

* Emile Ludwig

sábado, abril 25, 2009

and so it is


¨...madness, as you know, is like gravity, all it takes is a little push...¨

* The Joker. The Dark Night (2008)

the fear among us: the lost


¨it seemed to me a lot more efficient not to have someone, unless you're absolutely sure that they weren't going to go to anybody... or somewhere else¨

* E.E.Kemper.

conversations at work



¨I had fantasies about mass murder, whole groups of select women I could get together in one place, get them dead and then make mad passionate love to their dead corpses. Taking life away from them, a living human being, and then having possession of everything that used to be theirs. All that would be mine. Everything.¨


*E. E. Kemper.

martes, abril 14, 2009

IV

No era extraño que esos momentos de introspección le arrancaran una lágrima... Durante el trayecto de ésta, Fernanda reconocía que a veces la sociedad, aunque estúpida e incapaz de comprender la necesidad innata de todo ser humano por la verdadera y auténtica compañía de algún otro -con todo lo que ello implicaba- no le fallaba constantemente. Era ella misma quien insistía en creer que sus exigencias eran naturales y nada exageradas, para asi confirmar la idea que había generado su adolescencia acerca de la inexistencia del amor, acerca de su simpleza y ficción pura cuando de pareja se trataba, y que había reforzado sin duda el episodio más importante de su vida años después... Notaba incluso, que un par de veces había sido ella quien había provocado sus fracasos amorosos insistiendo en un “lo ven”, “lo sabía”... y no había otra cosa que doliera más que reconocer que la lucha que se entablaba entre emociones, necesidades y realidades, era con ella misma. No existía en la vida de Fernanda enemigo más cruel y tenaz que ella misma... y la derrota que acababa por sentir durante momentos como ese, era el resultado del duelo interno al que sometía sus emociones y sentimientos. El alivio posterior, era tarea sin duda de la cómoda justificación que le proveía su profesión: ¨nadie estará nunca a salvo cerca de mi¨ pensaba, y la simple idea de que la desgracia en venganza contra ella alcanzara a los suyos como había sucedido ya, era pretexto suficiente para un duelo obligado y la vida solitaria a la que inherentemente resultaba éste ligado.

Ir al lugar de los ¨momentos importantes¨ jamás proporcionaba un camino de fácil acceso y menos para una persona como Fernanda, ese lugar albergaba un episodio que representaba prácticamente la única evidencia capaz de recordarle su condición humana –detalle que olvidaba muy a menudo-. Fernanda era una mujer con suerte, así la describían sus allegados. Una mujer fuerte, misteriosa, reservada, solitaria y expresiva, muy cariñosa y a la vez distante y fría y para esos momentos de introspección, un sorbo de buen vino era lo preciso para el escape perfecto. La copa de vino se había vaciado un poco más de la mitad en un intento por huir de esa escena, a la que por imposible que pareciera estaba ligada su carrera de éxito, carrera que le extendía la vida como un regalo de dioses, como único tapete ancho e interminable donde posar cada paso por avanzar. Fernanda era una mujer decidida y firme, ya no había marcha atrás y por ninguna razón se detendría.

Logrado el cometido en un trago, la cereza que Fernanda había colocado dentro del cristal se peleaba con su lengua por entrar por fin en su garganta y ser procesada como todo alimento; Fernanda rió y de una mordida la encerró bajo su paladar. Su destino estaba ya descrito. A la par, Fernanda decidió dejar de pensar, abandonar el sonido exquisito del mar, verificar que la calefacción estuviera apagada y echar un vistazo a la chimenea. El fuego era uno de sus dos elementos favoritos.

La temperatura oscilaba entre los 13 y 15 grados centígrados, no hacía frío del todo pero el fresco que apenas se sentía a través del viento, advertía que probablemente la madrugada arrojaría nortes, los grandes ventanales del piso no perdonaban esas temperaturas y habia que hacer algo al respecto, Fernanda peleaba ante todo y siempre, comodidad. Frente a la chimenea, el fuego la introdujo en un estado hipnótico al que parecía resistirse. Escenas de ese agitado episodio en su pasado del que siempre trataba de huir, comenzaron a aparecer al compás de las llamas y su respiración acompañaba el incremento de la intensidad del recuerdo. Su vida era ¨normal¨ como la de cualquier otra persona que había nacido con la fortaleza para luchar por sus ideales, una estrella que garantizaba un camino iluminado, una estrella que le daba brillo propio aunque a veces éste fuese altamente deslumbrante aún para ella misma. Ante este escenario, Fernanda, recordaba haber tocado el límite del desliz, y su descuido le había costado la incapacidad de evitar el sentimiento crónico de responsabilidad por lo ocurrido. Súbitamente salió de ese estado y decidió que era momento para ducharse.

Encendió las llaves de la bañera y un par de velas al costado. Observó detenidamente cómo caía el agua. Vació un poco de sales y polvos espumosos y poco a poco comenzó a desvestirse. Antes de meterse dentro fue por la botella de vino y luego de colocarla allí, bien al alcance mojó por fin su piel -no sin antes robarse una trufa que yacía a la espera de ser seleccionada en un platillo de diversos chocolates, antojo que caracterizaba a Fernanda por excelencia.

*Mónica Ramírez Cano

lunes, abril 13, 2009

III

La noche comenzaba apenas, el loft de tamaño normal, sencillo, amplio y con grandes ventanales que permitían apreciar el mar, conservaba la frescura que durante la tarde había arrojado ese día de otoño, mismo que arrancó a Fernanda un escalofrío al encender la luz. Antes de dar un par de pasos dentro, encendió la calefacción moderadamente, quitó sus zapatos y les acomodó en un pequeño espacio en la pared izquierda que había adaptado de manera sencilla y práctica, para consecuentar ese hábito tan antiguo de quitarse los zapatos a la entrada a casa. Sonrió recordando aquellos días y rectificó con una mirada rápida que todo lo suyo estuviera en orden. Poco había en ese espacio tan suyo, Fernanda prefería la amplitud, elegancia y sencillez que un recoveco minado de mobiliario inservible.

Se acercó al extremo que había dispuesto como biblioteca, una alta pared tapizada de libros cubiertos -algunos- por una detallada escalera movediza y un diván al pie que le daban un toque exquisito y muy acogedor. Al instante en el que encendía una luz tenue, un olor le transportó a un lugar que le arrancó un suspiro. Permaneció un segundo en el recuerdo y parpadeó lentamente. Arrojó lo suyo ya fastidiada de cargarle, en el diván, y fue hacia el centro del loft, donde un discreto desnivel dando lugar a una estructura simple y redonda advertía el área de la cocina, sitio no muy frecuentado por Fernanda a quien cocinar le quitaba el apetito. Dejó sobre la barra la caja de rosquillas y tomó una copa, la llenó de un vino exquisito y vaciando en el contenido una dulce cereza probó su combinación.

La noche tranquila y reflexiva, permitía a Fernanda reconocer sus pasos al caminar sobre la madera fina y bien pulida que crujía al compás de los mismos... sentía sus piernas sostenerle. Fue al extremo del loft donde se ubicaba la sala y las plantas de sus pies experimentaron un confort sutil al situarse sobre un gran tapete de piel de zebra. Deslizó en un movimiento vertical de arriba hacia abajo, su dedo anular frente al cristal que cubría el láser para tocar compactos y cerciorándose que estaba su favorito, la música dio vida a esa gran morada. Adoraba esos momentos de quietud en los que podía repasar una y otra vez todo el conjunto de detalles que conformaban su contexto y por qué no, a veces su personalidad.

Sin temerle a lo fresco que los grandes ventanales advertían, Fernanda salió al balcón luego de encender la chimenea y bebiendo un trago de vino se acomodó sobre un sofá que se columpiaba de manera discreta y pendía del techo. Gozaba escuchar el reclamo de las olas al golpear sobre la arena que insistía en no dejarles pasar más allá del límite permitido. La neblina había cedido y Fernanda adoraba ver el reflejo de la luna sobre la superficie del agua, sentir cómo el viento rozaba su piel y delicadamente se metía entre su cabello acariciándolo.

*Mónica Ramírez Cano

domingo, abril 12, 2009

II

- Buenas noches señorita Fernanda- Pronunció la voz grave, pausada y con un cautivador acento italiano; un hombre de edad avanzada, bien parecido y cuyo rostro sólo transmitía serenidad y agradecimiento. Sostenía amablemente la ligera y bien diseñada puerta de cristal, dando paso a una bella mujer que un par de minutos antes dejaba su coche justo a la entrada del edificio y se refugiaba bajo la sombrilla que se le ofrecía. Aunque independiente y sofisticada, sus ojos le traicionaban: transmitían una tierna mirada que, satisfecha, resguardaba cierto abatimiento… tan sutil que casi nadie lograba percibirle...

- Buenas noches señor Marcelo- Sonrió de manera encantadora atravesando la puerta del vestíbulo de un edificio de condominios ubicados al pie de la bahía- ...no sabía si había tomado su café aún y en el camino un pequeño capricho me detuvo en la cafetería de la esquina para comprar estas rosquillas...- Sus favoritas. Abrió la caja y lucían exquisitas, las cejas del viejo manifestaron un gusto por el alimento. Fernanda, atrevidamente y amparada en la confianza que el cariño mutuo le proporcionaba tomó una de ellas y se la ofreció. Su cabello irrumpió la fascinación con la que Don Marcelo disfrutaba de la escena y éste agregó:

- Con una sonrisa de sus labios basta para que el día de cualquiera cambie de color señorita Fernanda- Y ésta de un movimiento súbito quitó el cabello que había caído sobre su rostro y lo miró agradecida regalándole la esperada sonrisa. Sacudió enseguida el azúcar de las yemas de sus dedos tan delicadamente, casi como una caricia y avanzó hacia el ascensor.


*Mónica Ramírez Cano

viernes, abril 10, 2009

pq tal como las obras de arte, en general las novelas también encuentran el título adecuado al estar completas

I

- A qué huele el amor?- Preguntó una joven al teléfono con una sonrisa en los labios mientras enredaba el borde de su cabello en su dedo índice derecho y con su mano izquierda dirigia el volante del auto. Su mirada se perdía en la neblina que celosamente escondía el mar que al costado le daba la bienvenida a casa, la invisibilidad resaltaba la magia del sonido producido por movimiento de las olas en combinación con el canto de las gaviotas y el olor inconfundible del agua salada.

- El amor no tiene olor, o sí?, respondieron del otro lado del auricular.-

- El amor…- pensó: -huele a… peligro- afirmó. Hubo un silencio prolongado.

- Entonces el amor, huele a ti- y cortaron comunicación. Un suspiro seguido de la mano que al cerrar el mobile lo acercó a sus labios, encerró el momento y lo bautizó de reflexión. El escote que descubría la prudencia de un pecho bronceado bailaba al compás de la respiración, esa que casi cualquiera pasa desapercibida cuando es la expresión máxima de aquello que tiene vida. Lo grisáceo de las nubes cumplía su amenaza: las gotas de agua comenzaron sutilmente a bañar las ventanillas del coche, sólo que éste en avanzada dejaba tras de sí la tormenta. Los neumáticos creaban música en combinación con la lluvia que cubría el pavimento de la avenida y ese momento tenía un destino y era ya tarde para el mismo.

2b continued...

*Mónica Ramírez Cano

miércoles, abril 01, 2009

this is it...

i've crossed oceans of time to find my self right here where i'm tonight. this is me, can't be other way, also i've nothing to offer to the world, less to you or anybody else but me. & 4 that i'm grateful, i'm grateful that i can still breath.
i'll survive, i've been there before, i don't know how but i will. 4 sure.
i'm a survivor, i remember it.